Pónganse casco que vienen curvas. No puedo decir que éste grupo esté entre mis favoritos, desde luego, pero sí que me trae buenos recuerdos y su historia tal vez merezca la pena ser contada.
Bros eran en principio un trío inglés formado por los gemelos Matt y Luke Goss y su amigo Craig Logan, rescatados de la oscuridad -de la que no sé si debieron salir- por el productor Tom Watkins.
Se dieron a conocer en 1988 con este I owe you nothing, que rompió en las listas de éxitos de toda Europa y comenzó el fenómeno fan. A diferencia de las boy-bands de hoy, al menos Bros tocaban y componían ellos -no bien, pero lo hacían-.
Las adolescentes europeas, en especial las británicas estaban locas por ellos. Compraban todos sus discos, la ropa que llevaban, posters, chapas y pegatinas en la carpeta de clase. Incluso, las fans más acérrimas, iban en masa a las tiendas donde compraban Matt y Luke su ropa, a meter papelitos en los bolsillos con la esperanza de que al llevarse las prendas a casa y ponérselas, descubrieran en un bolsillo un papel que pusiera "Hola, soy Jean, te amo y mi número de teléfono es...." o "Desodorante, espuma capilar, Clearasil... " si es que se habían equivocado y metían la lista de la compra.
Como resultado del fenómeno fan, los hermanos Goss empiezan a quemar los réditos que les estaban dando las ventas del LP (Push) en peluquería y moda hasta por encima de sus millonarios límites. Los productores de la BBC lo flipan con el grupo y para cuando se quieren dar cuenta una de sus emisoras ha declarado I owe you nothing como la mejor canción de la historia (o.O). Mientras, Matt y Luke pasan el tiempo entre entrevistas con las fans, sesiones de fotos, posados y -de vez en cuando- pasándose aburridamente por el estudio de grabación para trabajar un poquito en el próximo álbum.
Previendo el fracaso, Craig Logan, el batería, deja la formación y se quedan los dos gemelos solos. Para colmo de males a alguna lumbrera de la discográfica se le ocurre dejarles a ellos toda la responsabilidad de la creación y producción del segundo LP, The time, con el resultado que se puede esperar (a Tom Watkins a poco le da un ictus al escuchar la grabación final).
El disco arrastra el tirón de ventas del anterior causado por las miriadas de fans adolescentes con borrachera de hormonas, pero es de calidad más que discutible. A esto se une el hecho de que, poco después, su hasta hacía poco compañero Craig Logan -antes de casarse con Danii Minogue- les demanda por no haber recibidos la totalidad de los beneficios que se le adeudaban y obviamente gana, dejándoles en la bancarrota.
Aún produjeron un tercer álbum en 1991, Changing faces, que se pasearía discretamente por las listas británicas y absolutamente desapercibido más allá de sus fronteras. Posteriormente ambos probaron suerte por separado, también con nulo éxito y hoy se puede ver a Matt haciendo algún papel en alguna obra del West End, o en alguna película como Blade II (irreconocible):

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